EL ROSTRO OSCURO DEL PODER

Dani Franklin Zapana Vilca(1)
Grupo de Estudio: Representación Política
Instituto Ética y Desarrollo - UARM
Julio de 2007

INTRODUCCIÓN

Las dos fuerzas políticas más importantes de la última elección presidencial han visto desmoronarse su ilusión de obtener respaldo al no resultar ganadores en las {últimas elecciones regionales y municipales. Alan tiene que presenciar el derrumbe de su altar norteño y a Ollanta no le queda más que romper la “olla” o por lo menos enviarla - como él dice - “a la cocina”.

El resultado de las elecciones subnacionales ha evidenciado la “victoria” de diversas agrupaciones políticas regionales y locales. Ante esto, uno podría concebir que la existencia de tantas listas regionales y locales electas conllevara a la disputa entre las mismas por un mayor control en la gestión estatal. Cada agrupación política, sea regional o local, podría “jalar agua para su molino”, lo cual irremediablemente generaría conflicto y la pulverización de las condiciones mínimas para el establecimiento de acuerdos concertados o la conformación de alianzas o bloques políticos que contrapesen al poder central. En este posible, y no fue extremo, escenario de tensión, la gobernabilidad resultaría inviable.

Al contrario de los que podría imaginarse, la diversidad de agrupaciones políticas viabiliza el trayecto hacia la gobernabilidad, lo cual implica la eliminación virtual del poder.

Para continuar, precisemos algunos conceptos.


1. DEFINIENDO CONCEPTOS: SOCIEDAD CIVIL, ESTADO Y GOBERNABILIDAD

La sociedad, dentro de nuestro marco de interpretación, se divide en dos grandes sectores: la sociedad civil y el Estado.

Sociedad = Sociedad civil + Estado

La sociedad civil (SC) es 1) todo aquello que no es el Estado y que 2) implica un mínimo de organización. Aquí se encuentran las organizaciones sociales como las asociaciones de mujeres, de transportistas; organizaciones políticas, culturales, empresariales. Por su parte el Estado, aunque esté por mas decirlo, es 1) todo aquello que no es la sociedad civil, 2) tiene capacidad de decisión sobre el destino de los recursos públicos, es decir, posee la capacidad de decidir en qué gastar o invertir el “dinero de todos los peruanos”, y 3) cuenta con legitimidad para ejercer la fuerza cuando le sea conveniente.

Al interior de la sociedad, se establece un proceso complejo de interacción, las partes que la integran se relacionan de manera tal que intentan justificar su existencia. Por su parte, la SC pretende a cada instante mejorar sus condiciones de vida, para ello exige a la otra parte, que es el Estado, que le brinde las condiciones para poder alcanzar niveles adecuados de vida. En cambio, el Estado realiza un conjunto de acciones para poder corresponder y cumplir con su función primordial ante la SC. El compromiso que asume el Estado frente a la sociedad civil es propiciar las condiciones para que la SC logre mejores niveles de vida. En esta relación de contrapartida, la Sociedad Civil plantea sus reclamos, sus exigencias al Estado; a este conjunto de peticiones se denomina demandas. El Estado en cambio responde ante la SC con políticas públicas. Las demandas son las exigencias, reivindicaciones que la Sociedad Civil exige al Estado para mejorar las condiciones y calidad de vida de los que la conforman. En cambio, las políticas públicas son un conjunto de acciones y respuestas del Estado frente a las demandas de la sociedad civil. La sociedad civil hace demandas al Estado y el Estado responde con políticas públicas.

Si el Estado logra satisfacer las demandas de la sociedad civil y la sociedad civil se complace con la labor del Estado, entonces decimos que hay gobernabilidad.

La Gobernabilidad es el equilibrio entre las demandas y las políticas públicas.

Gobernabilidad = equilibrio entre demandas y políticas públicas

2. PARA QUE LA GOBERNABILIDAD FUNCIONE

Desde lo alto del palco uno nota que las cosas son sencillas allá abajo. Pero cuando se está en “tierra” las cosas no son tan simples como parecían. Los reportes macroeconómicos de las fuentes oficiales señalan crecimiento de 4 ó 5 por ciento durante los últimos años. A pesar de ello las demandas sociales han venido en aumento, y de modo paralelo el denominado chorreo sólo ha goteado hasta algunos niveles de la pirámide social, dejando a la extensa base sedienta.

Actualmente, los niveles altos de desigualdad, concentración de la riqueza y los altos grados de pobreza del país, están poniendo en cuestión el sistema democrático vigente, generando un alto grado de desconfianza hacia las autoridades, los partidos políticos y el Estado. En el Perú, a pesar de las prósperos cifras de crecimiento de la economía peruana (8.3% en mayo) y un alto rendimiento de las empresas (por encima del 30%, a marzo del 2007), gran parte de los peruanos sigue sufriendo elevados índices de pobreza- según el INEI (2), el nivel de pobreza afecta al 44.5% de la población, para el año 2006. Este problema es aun mas alto en las zonas rurales, donde el 69.4% de la población sufre estas dificultades.

Ante esto, el Estado, al darse cuenta (o mejor dicho reconocer) que los chorreos están direccionados y que son captados por las estratos mas pudientes, y que ello, a la larga, incomoda a la SC, decide dejar gotear un poco de su capacidad de decisión sobre la inversión pública a través de los presupuestos participativos, y un poco de su “poder”, que en buena parte están sirviendo para gobiernos subnacionales puedan hacerle frente a las demandas de la sociedad civil y asumir de algún modo el posible “costo social”. En este marco, los gobiernos regionales y municipales, le muestran un escenario favorable al gobierno central para “concertar” a través de las famosas “Mesas de Diálogo”.

2.1. Dispersando responsabilidades

Al Estado se le hacía muy complicado resistir la ola de demandas de la sociedad civil. Durante los últimos años la SC se ha puesto “un poco más pilas” para exigir, se ha vuelto muy exigente. El canon y las regalías cada vez más representan montos mayores, pero la población no siente ese aumento en su bolsillo. Las exportaciones crecen, el país crece a ritmos por encima del promedio latinoamericano. Macoreconómicamente se nos presenta como un país asombrosamente fabuloso, ¡qué maravilla de país! Pero la extensa base de la pirámide siente que cada vez los bolsillos le pesan menos. Pues la gente está muy disgustada con la labor del Estado. Las demandas son más intensas que la respuesta del Estado mediante políticas públicas que atiendan favorablemente estas exigencias. Al suceder esto, la gobernabilidad se ve desequilibrada y se avanza hacia un proceso de ingobernabilidad.

Pero “para todo hay solución”. Al Estado le resulta más favorable dispersar territorialmente su responsabilidad de atender las demandas sociales. Los gobiernos subnacionales están más cerca de la población que el gobierno central. Con esta medida, hay más probabilidades de que los reclamos hacia el gobierno central disminuyan. Pero ello no significa necesariamente que la población “le tire menos piedras” al Estado. No necesariamente, pero esto también significa que se pueden presentar las ocasiones en que sí. Sin embargo, al Estado le caen menos “piedras” al menos en las áreas donde se concentra el mayor poder: en el gobierno central.

2.2. La diversidad política de los gobiernos subnacionales (?)

Las últimas elecciones regionales y municipales nos ha mostrado las mil caras de un mismo postulante. Rostros por aquí y rostros por allá. Las “opciones políticas” que un ciudadano tenía para elegir eran las mismas que cuando se elige entre ir a votar y no ir a votar. A pesar de que se presentaron gran cantidad de listas regionales, provinciales y distritales, las propuestas entre las “distintas” listas han sido bastante parecidas. Sólo recuerde la cantidad de candidatos que proponían lo mismo. Matices por acá, matices por más allá. Algunos “rostros” presentan mejores ideas que otros. Pero la mayoría (por no decir todos y al mismo tiempo por conceder el beneficio de la duda a quienes fueron un poca más radicales) se ajustaron a seguir el mismo patrón: la misma opción política, la de continuar dentro del mismo modelo pero, a su vez, mejorarlo. La campaña ha mostrado que las diversas agrupaciones candidatas a los gobiernos subnacionales se disputan los cargos con propuestas de cómo mejorar la administración actual, de cómo hacerla más eficiente, de cómo mejorar el la gestión estatal, el modelo; mas no de cambiarlo. Una opción política matizada.

Pero dentro de este matiz también hay extremos, así como hay verde claro y verde oscuro. La campaña también ha mostrado la desencarnizada desesperación por acceder a los puestos de la administración estatal. La inversión de las listas en la campaña fácilmente puede tener la expresión monetaria de “millones”.

A pesar de las grandes “inversiones” realizadas, ni el APRA ni la el Partido Nacionalista han degustado del platillo celestial de los más fuertes. Los dos “partidos” que tenían el mayor respaldo electoral en las elecciones presidenciales han visto con “sorpresa” (o quizá mas con resignación) que ese apoyo no duró mucho. Quizá porque no tenía porque durar más, ya que la primera vuelta de las elecciones presidenciales fue porcentualmente muy ajustada, y en la segunda vuelta, no quedó mas que elegir entre “quien lo podría hacer mejor” o “el mal menor”.

La configuración de un escenario con distintas las agrupaciones políticas en los gobiernos regionales, provinciales y distritales, ¿beneficia al establecimiento de las condiciones para el impulso de la gobernabilidad? El hecho de que las listas electas sean agrupaciones regionales y locales, y no de alcance nacional, no significa necesariamente que la tensión producida entre estas agrupaciones, al querer cada quien “jalar un poco mas de agua” para su gobierno, reduzca las probabilidades de la viabilidad de la gobernabilidad. Por el contrario, para que sea efectiva una gobernabilidad se requiere que ciertas instancias de poder sean aniquiladas o por lo menos reducidas al máximo. El poco consenso que pueda establecerse entre los distintos gobiernos regionales y locales impide la conformación de bloques que contrapesen el poder del gobierno central. Esto, lejos de menguar la gobernabilidad, la fortalece. La gobernabilidad también requiere de concentración de poder. Para que la gobernabilidad prospere se requiere que algunas instancias concentren mas poder que otras. El gobierno central, la instancia que mantiene aún centralizado el poder y que cede parte de sus responsabilidades a gobiernos subnacionales, necesita “aires de respiro”. Esta oxigenación por el momento se la proveen los gobiernos regionales y locales. Al ceder parte de las responsabilidades a instancias subnacionales de gobierno, también sede las implicancias que encierra una responsabilidad. Lo cual implica que cuando se produzcan tenciones en la relación de la SC y el Estado, los primeros que soportan esta tensión son las instancias que están más cerca de la gente: los gobiernos regionales y locales, pues funcionan como amortiguadores del gobierno central.

De modo que la gobernabilidad es compatible con las condiciones democráticas vigentes, en tanto que significa la reducción de las demandas y las políticas públicas. Por otro lado, el poder resulta siendo la pieza clave en la que se sustenta la gobernabilidad.

3. EL PODER OCULTO

La gobernabilidad es también la relación entre gobernados y gobernantes, entre quien gobierna (Estado) y quien es gobernado (sociedad civil). La gobernabilidad para mantener esta relación se adapta de una jerarquía basada en el poder. Si bien es cierto que la gobernabilidad es el equilibrio entre las demandas y las políticas públicas, no olvidemos que quien hace las demandas es la sociedad civil y quien emite las políticas públicas es el Estado. En esta relación de contrapartida, al Estado no le conviene responder con demasiadas políticas públicas, pero como la SC es bastante “demandante”, entonces el Estado reprime a la SC para que haga menos demandas.

Al contrario de lo que muchos indican, la gobernabilidad es una relación de dominación, asimétrica, desigual. Detrás el término, se encuentra una propuesta ideológico-política. La gobernabilidad es una relación jerárquica entre el Estado y la sociedad civil. Pero téngase en cuenta que dentro del Estado existen dotaciones distintas de poder, hay instancias que centralizan más poder que otras, lo mismo sucede en la sociedad civil.

El gobierno central difícilmente renuncia al poder, no lo hará tan fácil. La descentralización se muestra como una nueva tendencia en América Latina a la que dificultosamente renunciará la población. El tema central en la gobernabilidad sigue siendo el poder. Pero esto no se dice. Los distintos teóricos no se atreven a mencionarlo, la mayoría calla. Se han sustituido términos, se intenta silenciar temas que están presentes. El problema de fondo sigue siendo un asunto de poder. Pues el “poder” ha pasado a un segundo nivel de importancia, o quizá para muchos su importancia ya no importe. El poder no puede ser tratado cuando se habla de gobernabilidad, es tabú, pues ahora se encuentra en una región oscura. Se lo ha invisibilizado. La mayoría habla de gobernabilidad, como un ideal al cual seguir, pues se le concibe mas como un valor que debe orientar nuestras acciones. La moda retórica es hablar como hablan los “maestros”. ¿Y cómo hablan los “maestros”? Ellos dicen “gobernabilidad”.

Las agrupaciones políticas que asumen los gobiernos regionales y municipales no intentan cambiar esta relación de poder, en su mayoría intentan únicamente modificarlo, mejorarlo.

(1) NOTA DEL AUTOR: Las ideas que se expresan a continuación pretenden dar cuenta de al menos una perspectiva de cómo funciona actualmente la gobernabilidad, y de cómo la diversidad de agrupaciones políticas que se encuentran a cargo de las instancias subnacionales de gobierno le resultan favorables, donde el mas favorecido es el gobierno central. Sin embargo, en autor es consciente de las limitaciones de esta idea que puede resultar muy jalada de los pelos, ya que no se exponen referencias estadísticas ni investigaciones que den cuenta de esto, al menos no se hace de forma explicita, pero el lector encontrará ideas que corroboren sus puntos de vista y la de otros autores. Ahora, como este es un ensayo, y no por ello menos importante, el autor se permite hacer la siguiente aclaración: muchas de estas ideas no son nuevas, pero he tratado de asociarlas y contextualizarlas a nuestra realidad. Espero que esta adecuación haya resultado fructífera, bueno, quién no, cierto? Espero críticas y sugerencias, información pertinente y la recomendación bibliográfica para consulta de estudios que traten el tema de modo particular. Quizá la percepción que tengo sobre la realidad sea bastante distorsionada o quizá sea bastante aproximada. Es posible, verdad?
(2) INEI. Informe Técnico de Medición de la pobreza 2004, 2005 y 2006. 2007

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